Situada en un lugar sagrado, de peregrinación y mucha historia, la antigüedad está en toda su arquitectura y también la devoción en masa por una virgen que hizo de Barcelona su hogar eterno.
En lo alto de una de las montañas más conocidas y visitadas de la capital catalana, no te puedes perder esta maravilla.
En medio de este inmenso y rocoso macizo, vas a encontrar el símbolo más importante de este enclave, la esencia de este lugar.
Los edificios que se ubican en el punto central fueron construidos como “casa” para la virgen encontrada, una especie de santuario para la denominada Patrona de Cataluña.
Los miles de turistas que cada año la visitan no solo quieren ver a la figura de la Moreneta, que significa “morenita” en catalán, sino al impresionante lugar cuyas formas le dan el conocido nombre de Montserrat.
La inmensa montaña de la virgen
Desde varios kilómetros incluso antes de ver la señal en la carretera que indica la llegada, vas a ver un espectáculo para tus ojos.
Te va a llamar la atención rápidamente por la forma de sierra que tienen los picos de esta obra arquitectónica de la naturaleza trabajada durante millones de años.
A más de 1230 metros de altura se alza esta montaña, a 30km de la ciudad de Barcelona.
En cualquier época del año las vistas son impresionantes, pero en invierno la capa de nieve que se queda en lo alto. Es toda una postal.
Un conjunto de picos, enaltecen a lo largo de 50 kilómetros cuadrados el horizonte de varias regiones que componen la Comunidad Autónoma de Cataluña.
Una vez llegas no podrás dejar de mirar hacia arriba y a tu alrededor.
No sólo por la majestuosa montaña y su inmensidad, sino también por los monumentos arquitectónicos de gran valor y belleza que no te dejarán indiferente.
Ahora probablemente te estés preguntando:
“¿Y cómo subo yo ahí?”
Déjame que te lo cuente, ¡te va a encantar!
La cremallera de Montserrat
La opción más recomendable, y sobre todo divertida, es aparcar el coche en el estacionamiento del recinto, y subir a la montaña con el tren cremallera.
Este medio de transporte pertenece a la línea de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, y tiene el peculiar nombre mencionado porque la forma en la que el tren sube a Montserrat, es parecida a la de abrocharse los pantalones o cerrar una mochila.
Forma parte de la gracia natural que tenemos los catalanes.
El precio general, y el más económico, todo sea dicho, de ida y vuelta es de 12,50€ por adulto y 6,90€ para niños en temporada alta.
En temporada baja el precio es de 1€ menos para adultos y unos 0,60€ menos para niños.
La diferencia no es que sea precisamente abismal, así que puedes ir en cualquier época.
Y como en muchos lugares turísticos catalanes, si eres de la tercera edad, tienes alguna discapacidad o alguna otra acreditación especial, el precio es menor.
Puedes ir cualquier día, pudiendo variar un poco el horario dependiendo de la estación del año.
Realmente es un lugar muy completo y muy recomendable para pasar todo el día.
En lo alto de la montaña hay tiendas y lugares para comer así que es ideal para ir en familia, en pareja, con amigos o amigas o simplemente en tu propia compañía.
¡Lo vas a disfrutar igual!
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La espiritualidad que mueve masas
Una vez has disfrutado de tu viaje en tren y admirado el paisaje que te envuelve, es hora de la siguiente parada.
La montaña de Montserrat está situada en la parte de arriba y rodea los diferentes edificios eclesiásticos que forman en conjunto el lugar en el que reposa la virgen.
En la plaza central, mires donde mires puedes deleitarte con sus diferentes formas y detalles.
Por nada del mundo te puedes perder el tremendo mirador que quita el hipo y que te da verdadero aire fresco para tus pulmones.
De verdad no te lo puedes perder.
Es un orgasmo para tus sentidos.
Una vez que entras a la ermita de Santa María, construida para resguardar a la virgen, ubicada en la parte frontal de la plaza central, empieza el show.
Lo identificarás rápidamente.
En el lado derecho verás una fila enorme de gente esperando delante de una puerta.
Tras esa puerta se encuentra un pequeño y estrecho camino decorado que te lleva hasta la Moreneta.
Una vez ahí, tienes que esperar unos segundos, la fila va avanzando poco a poco y vas a ir viendo una pequeña sala donde hay un cubículo acristalado en cuyo interior está nada más y nada menos que la virgen.
La llaman la Moreneta y no es por casualidad. Su color negro azabache la delata entre la mayoría de las santidades conocidas.
A pesar de su tamaño, poco menos de 1 metro, es una de las joyas del enclave donde está resguardada.
Dicen que, en el año 880, unos lugareños vieron la aparición fugaz de una imagen en una cueva en una localidad catalana, acompañada de luz y una melodía.
Esa figura era la virgen.
Quisieron trasladarla a otro lugar, pero no pudieron moverla.
Al parecer “le gustó” esa montaña para que fuera su hogar y, después de varios cambios de lugar, finalmente volvió a donde fue encontrada.
Todo el mundo se quiere hacer la respectiva foto, así que tienes que armarte de un poco de paciencia para tu turno.
¡Imagina mi cara de sorpresa al ver el tamaño de aquella figura!
No esperaba que algo tan pequeño pudiese crear tanta expectación.
Pero para los más devotos, realmente tiene un significado espiritual inmenso y muy especial.
Para mí fue todo un shock.
Después de verla pensé:
“¿Tanta gente en la fila para ver una figura tan pequeña?”
Y así es, la expectación es fervorosa y su simbolismo para los catalanes es aplastante.
Camino a la peregrinación
La visita a la virgen no está completa sin la respectiva peregrinación.
Una vez sales de la iglesia, y después de pasar por varias salas conmemorativas, no puedes irte de Montserrat sin recorrer el camino que lleva a las pequeñas iglesias y ermitas que hay alrededor.
Debes saber que no es necesario vestir tipo sport ni con botas de montaña o equipo de Indiana Jones.
El camino principal es bastante accesible y con ropa común lo puedes hacer perfectamente y sin contratiempos.
Eso sí, si vas en un día soleado te recomiendo mucho un sombrero o una gorra y unas gafas de sol. Como puedes imaginar, a aquella altura el sol está peleón.
En el camino encontrarás un pequeño lugar de descanso con una fuente para poder descansar, rellenar tu cantimplora, si la llevas, algo muy recomendado, y reponer un poco la energía.
Desde la plaza central, donde está la ermita principal y la virgen, puedes recorrer el camino de ida y de vuelta en aproximadamente una hora.
Desde mi experiencia, después de todo este recorrido desde la llegada a la montaña hasta finalizar el camino de la peregrinación, te sentirás un poco cansado y hambriento, así que una excelente idea para la siguiente parada es el área de comidas.
Te recomiendo ir a la que está en la entrada principal del enclave, en la parte de abajo, donde te deja el tren cremallera a tu llegada.
Es el típico lugar donde pasas por una especie de barra donde están los platos a la vista y vas pidiendo lo que te apetece. Al final está la caja.
No esperes un sabor sublime, pero tampoco está mal.
En esa misma calle, un poco más adelante, hay un restaurante propiamente dicho. El precio es elevado, sin duda el lugar lo amerita, pero es otra opción para comer.
Después, puedes ir a la tienda que está un poco más hacia adelante, saliendo del área de comida, hacia la derecha.
Es realmente muy bonita ya que hay variedad cultural en cuanto a libros, figuras y recuerditos con mucho detalle.
Como postre para tu visita, junto a la tienda, hay una sala muy amplia con infinidad de objetos del lugar, las típicas postales, imanes, snacks de la zona, más recuerditos e incluso ropa.
Como has podido ver (o mejor dicho leer), este increíble espacio no es solo para creyentes o devotos fervientes de la virgen.
Es un recorrido para todos, donde la arquitectura, la decoración, las vistas y la historia son elementos cuidados al detalle y de suma importancia no solo para los monjes que habitan allí sino también para la comunidad catalana.
No hay mucho más que decir, este lugar destaca por sí solo, así que, si quieres ver algo realmente único en la capital catalana, ponlo en tu lista de lugares pendientes y disfruta de Montserrat.
Te aseguro que te acordarás de mí, te acordarás de lo que te digo.
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