Nuestro cuerpo es inteligente, más de lo que pensamos y a veces más de lo que nos gustaría. Le transmitimos nuestros estados de ánimo: nuestras pesadillas o nuestros momentos de máxima felicidad. Está demostrado que viajar ayuda a las conexiones neuronales y que estas están ligadas a lo que tú sientes y vives todos los días, y que eso afecta enormemente a tu cuerpo. Por eso, cuando te manda señales, ¡hay que hacerle caso !
La creencia popular dice que viajar es para conocer otros lugares,
comprar recuerdos y ponerlos en tu casa enseñarles las fotos a tus amigos.
Es la rutina de las vacaciones, decirle a tu familia ¿a dónde vamos este año?
La realidad es que cada vez más gente viaja en cualquier época del año.
Sin una excusa o un motivo en concreto sin comprar regalos para los amigos o imanes para
el refri sin paquetes vacacionales.
Viajan simplemente porque sí.
Para mí, el estilo de vida tradicional ha sido cada vez más desgastante, ¿Te ha sucedido?
Un trabajo tremendamente absorbente, un jefe que apenas te deja respirar y que parece
que nunca te felicita por tu trabajo.
Interminables horas, y luego más trabajo en casa. Los típicos “quehaceres”.
Ya no importa si tienes hijos o no, con sólo las tareas del trabajo más las de casa,
es suficiente para terminar el día harto y agotado.
Y así todos los días, la misma sensación de agotamiento y agobio y las ganas de salir
corriendo, de desconectar.
¿Conoces esa sensación? Estoy completamente segura de que sí.
Yo he vivido esos días,
en los que me he levantado triste, abatida, desganada,
sin ganas de ir un trabajo que no me motiva.
Pensaba, ¿para qué? Otra vez lo mismo que ayer o hace dos días.
Y uno intenta buscar espacios para otras actividades,
pero la realidad es que es muy difícil.
Y terminas el día más cansado y con más “quehaceres”.
Tal vez piensas que la vida es así, que es lo que toca, que no es importante.
Pero tu cuerpo y tu cerebro te están mandando señales
de que necesitas desconectar de TODO.
Sé que sabes muy bien de lo que estoy hablando,
por eso debes saber las señales más alarmantes
que tu cuerpo te está enviando para que entiendas que necesitas un viaje,
y a las que debes prestar especial atención.
1. Vivir de prisa.
Parece que el tiempo se nos escapa de las manos,
que todo debe ser aquí y ahora y si no lo tenemos en ese momento,
si no resolvemos la situación que sea en ese momento,
sentimos un profundo estrés que no nos deja seguir adelante.
Y que nos dura todo el día, todos los días.
2. Mal humor
Y cuando estamos estresados nos ponemos de un humor de perros,
todo nos molesta, y cualquier mínimo detalle (aunque sea una tontería) nos molesta.
No importa si estamos con las personas queridas, o si son desconocidos.
Y hasta contigo mismo ya estás de malas.
Ya todo lo vemos des del punto de vista negativo.
En la cabeza se empiezan a formar las miles de cosas negativas que te están pasando.
Y a las que no encuentras salidas.
Tantos pendientes que solucionar y tan poco tiempo ¿verdad?
3. Rutina
Y si sumamos el estrés, el mal humor y la rutina,
tenemos una explosión de emociones
que nos encierran todavía más en nosotros mismos.
La rutina provoca un desgaste emocional muy fuerte,
en el que nos vemos enfrascados todos los días.
A nadie le gusta caer en ella, pero al final todos acabamos entrando con todo.
Y es muy peligroso, porque nos acomodamos en ella y ya no queremos ver más allá.
Nos sentimos bloqueados, callamos, nos tragamos lo que pensamos y simplemente
lo vivimos.
4. Cansancio físico y mental
¿Alguna vez te has levantado y has sentido que, simplemente, no quieres salir de la cama?
Todo lo que no expresas, todo lo que sientes y no dices.
Sobre cómo te sientes, sobre lo jodido que vives cada día,
te lleva a una acumulación de cansancio horrible.
Y puedes sentir que has dormido bien, pero el agotamiento sigue ahí,
el bloqueo sigue ahí y tu cerebro no ha despertado todavía.
Sigue cansado, por la estresante rutina y de mal humor.
Es una de las señales más importantes, más alarmantes, más jodidas,
tu cuerpo responde de forma automática, porque es la rutina de todos los días.
Pero el cansancio nunca te abandona, cada vez es más intenso y tu estado de ánimo
cambia.
Te sientes cada vez de peor humor y más triste.
Así que cuando tengas esa sensación, cuando te sientas así,
es una alarma enorme, es momento de parar y ponerse a pensar.
Tu cuerpo y tu cerebro te están avisando y debes hacerles caso.
Antes de que algo peor suceda.
Estoy convencida de que más de una vez has sentido esas señales,
es más estoy segura de que has recibido más de una de esas señales
por parte de tu cuerpo.
¿Y qué has hecho al respecto?
Quizá, NADA, porque crees que es algo normal
que tienes que vivir, que ES LO QUE TOCA
es lo que “debes” hacer.
Pero déjame decirte que te equivocas.
Tal vez creas que exagero, o que no tiene tanta importancia.
Déjame decirte que el cuerpo y la mente son tus armas en la vida,
es con quienes convives y convivirás todos los días de tu vida hasta la muerte.
Según la Sociedad española de Neurología,
salir de la rutina hace que nuestro cerebro sea más flexible y adaptable.
Y eso ayuda a afrontar las situaciones con otro punto de vista más creativo y diferente.
Realizar un viaje te da un sentimiento muy gratificante, una sensación de tranquilidad.
Al moverte de un lado al otro y hacer actividad física, tu salud física mejora.
Y tu salud mental...de una manera que no imaginas.
Y créeme, tu cuerpo te lo agradece,
reacciona a ese bienestar y entonces respiras mejor,
duermes mejor, tus emociones están en armonía,
ves la vida de otra manera, más positiva,
alegre, te sientes con más motivación para nuevos retos.
La paz que sientes es incomparable.
Ahora imagina que te despiertas como cualquier otro día
y que tu cuerpo ya no puede más, te sientes agotado física y mentalmente,
estás de un humor horrible con todo el mundo
y contigo mismo.
Que no te aguantas ni a ti mismo.
¡Y apenas te acabas de levantar!
Estás harto de tu rutina, del idiota de tu jefe,
de hacer lo mismo todos los días y sentir que no avanzas.
Y que al final del día llegas a tu casa reventado, agotado.
Y que no quieres saber de nadie, te bañas, quizá haces algo de todo lo que tienes
pendiente y luego te vas a dormir.
Ni siquiera tienes ganas de cenar o ver la tele.
Lo más triste es... que así termina tu día.
¿A qué esperas para reaccionar ante esas señales?
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